La veda de camarón y el aumento en los precios han puesto en jaque a cientos de mujeres despicadoras, muchas de ellas madres solteras, quienes enfrentan una dura crisis económica en plena temporada de veda. Así lo expresó Aureliana Núñez líder de la unión de despicadoras.
“El camarón de mar casi no hay el poco que queda está carísimo, hasta en 280 pesos el kilo, cuando normalmente cuesta entre 150 y 200”, explicó Núñez. Esta alza se debe, según dijo, a la retención del producto por parte de empresarios que lo almacenaron previamente “por ley”. Mientras tanto, el camarón de granja, aunque más accesible, no es igual de valorado por los consumidores.
Frente a esta situación la lideresa señaló que muchas familias han tenido que optar por alimentos básicos como frijol y arroz.
“La gente preferimos eso que camarón, la verdad, porque está la situación mucho, muy fea”.
Actualmente, alrededor de dos mil mujeres despicadoras se encuentran en condiciones críticas. Estima que al menos cuatro de cada diez despicadoras son madres solteras, con varios hijos, algunos de los cuales no pueden asistir a la escuela por falta de recursos.
“Hay que hacer un censo, hay que buscarlas, no para perjudicarlas, sino para ayudarlas”, expresó.
Tras tres años solicitando apoyo sin respuesta, las trabajadoras celebran que finalmente la alcaldesa Mónica Villarreal haya atendido sus peticiones. Se contempla incluir a las más necesitadas en un nuevo censo para acceder al programa de empleo temporal durante la veda.
Las despicadoras esperan que el empleo temporal arranque en los próximos meses, y que el apoyo no sea momentáneo, sino el inicio de una solución estructural a una crisis que, como dijo su líder, ya lleva demasiado tiempo.
“Nosotras somos guerreras. Lo hemos hecho en otras administraciones, barremos, chapuleamos, montamos la basura, nada nos asusta”, finalizó.
